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Desde la Dirección General de Tráfico no solo pretenden endurecer muchas sanciones a partir del 21 de marzo, si no también la forma en la que llevamos a nuestras mascotas en el coche y si lo hacemos de manera correcta. Y no tenemos que tomarnos esto a broma, porque las sanciones pueden ir desde 80€ hasta los 500€ por considerarse que pone en riesgo nuestra seguridad y la de los demás usuarios de la vía.

A pesar de que desde la DGT no tiene una normativa específica para transportar nuestras mascotas, señala en su artículo 18.1 del reglamento que: “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos”.

No obstante, aunque su incumplimiento no suponga pérdidas de puntos en el carnet de conducir, te pueden poner una multa de 80 euros si el animal está suelto en el suelo del vehículo o de hasta 200 a 500 euros si se encuentra encima del asiento del conductor. 

La ambigüedad de la normativa ha supuesto que muchos conductores sean sancionados aunque sus mascotas estén bien sujetas con elementos homologados. Sin embargo, el problema reside en que ese sistema de retención tiene bastante holgura lo que produce que el animal pueda moverse libremente e interferir en espacio del conductor generando una situación de peligro.

La utilización de un sistema de retención y sujeción adecuado en el coche para las mascotas es imprescindible porque en caso de colisión, un perro de 20 kg pasaría a pesar 700 kg y esto provocaría graves daños a la propia mascota y sobre todo al conductor. Por eso, se recomienda utilizar siempre sistemas que eviten el mayor daño posible.

En esta línea, si se produce un accidente, dejar al perro suelto en la parte trasera del coche es la peor opción porque la mascota terminaría volando hasta el cabecero del conductor lo que produciría lesiones graves e incluso mortales para ambos. Otra solución que tampoco es de las mejores es llevar al animal sujeto con un solo arnés porque se rompería el enganche fácilmente. Por su parte, llevar al animal en un arnés con dos enganches sí que sería una buena idea pero solo si estos llevan un sistema de unión corto.