¿Cómo puede ayudarnos la psicología a la hora de conducir?
La conducción es una acción humana y, por tanto, es susceptible de someterse al análisis psicológico. La carretera es un reflejo de la vida, ya que nos coloca en situaciones en las que nos vemos obligados a actuar y reaccionar de maneras determinadas. Tus actitudes influyen enormemente en tu modo de conducir. Nuestras experiencias pasadas no solo nos dan forma a nuestra visión del mundo, sino también a nuestros hábitos de conducir.
Las decisiones que los conductores toman al volante pueden revelar mucho acerca del conductor como persona. Más concretamente, las decisiones que toman son la suma de sus antecedentes de conducción y, por lo tanto, indican el nivel de riesgo que esa persona es capaz de tomar y de generar.
Pero, ¿En qué consiste la psicología vial?
Puede definirse como una disciplina de la psicología que estudia la relación entre los procesos psicológicos y el comportamiento de los conductores. Su finalidad, realmente, es aplicar aspectos teóricos de esta ciencia para mejorar la movilidad de tráfico o la seguridad al volante.
Y es que factores como la atención, la memoria, la cognición espacial, la inexperiencia, el estrés, la embriaguez o la fatiga permiten comprender e investigar las acciones humanas en la carretera.
La psicología aplicada a la conducción se estudia frecuentemente junto con la investigación de siniestros viales para evaluar las causas, así como las distintas motivaciones que operan a tres niveles: comportamiento razonado o planificado; comportamiento impulsivo o emocional y comportamiento habitual.
Tipos de conductores que podemos encontrarnos según la psicología vial
Esta clasificación es una de las aportaciones más fascinantes dentro de la psicología aplicada a la conducción. Conocer estos aspectos te permitirá identificar los tipos de conductores con los que puedes encontrarte y, en consecuencia, poder actuar y desarrollar una conducción defensiva mucho más eficaz, ¿Preparado? Empezamos.
Conductor novel
Este tipo de conductor es, a menudo, joven y manifiesta un comportamiento, como ya hemos explicado en otros artículos, demasiado confiado en sus habilidades. O, todo lo contrario, temeroso por encontrarse ante una situación nueva y que conlleva una gran responsabilidad. En ambos casos, su inexperiencia los lleva a cometer graves errores, poniendo en peligro al resto de conductores.
¿Eres tú uno de ellos? Una solución optima es conseguir experiencia al volante de forma segura. No dejar de conducir por miedos o inseguridades, que pueden afectarnos al principio. Puedes, por ejemplo, circular con un familiar u otra persona experimentada para pulir malos hábitos y sentirte más seguro en el vehículo.
Conductor fatigado
Esta tipología es común entre transportistas y otros profesionales que utilizan el vehículo durante muchas horas al día, ya que es su medio de trabajo. Dado que estos usuarios pueden experimentar una somnolencia severa, el problema reside en su pérdida de reflejos, que los convierte en un peligro para sí mismos y, obviamente, para el resto de usuarios de la carretera.
Te recomendamos utilizar métodos para prevenir este tipo de fatiga, descansando cada cierto tiempo y tomándote un respiro, ya que el cansancio no es un buen compañero de viaje.
Conductor emocional
Como hemos comentado anteriormente, dentro de la psicología del tráfico se estudia el modo en que los factores emocionales influyen en la conducción. El llamado conductor emocional es una persona que se deja llevar, habitualmente, por la ira, el nerviosismo, la tristeza u otras emociones cuando está al volante.
Y, ¿Cómo les afectan dichos sentimientos? Los conductores cabreados, por ejemplo, tienden a hacer aspavientos y movimientos bruscos o violentos, mientras que los nerviosos son indecisos a la hora de tomar una decisión, a menudo abusan de sus frenos y, es probable, que conduzcan por debajo del límite de velocidad.
Conductor distraído
Es ese tipo de persona que aparta fácilmente la vista de la carretera mientras está circulando y pasa la mayor parte del tiempo en las nubes o en actitud de ensoñación; puede ser ese tipo de conductor que consulta su teléfono, que come o bebe al volante, que manipula la radio mientras está en plena conducción, etc.
Es interesante saber que este tipo de distracciones no solo pueden constarnos una sanción económica si nos pilla la policía, también son la segunda causa de mortalidad en la carretera. Debemos saber y ser conscientes de que, lo que llevamos entre las manos, es una máquina peligrosa y que tenemos que controlar. No debemos tenerle miedo, pero sí respeto.
Conductor con prisas o estrés
Este conductor, frecuentemente, acelera, cambia de carril o realiza maniobras al límite con la intención de llegar a su destino lo más rápido posible. Es muy probable que este usuario esté más predispuesto a tener un accidente en más de una ocasión en su vida como conductor. Además de sufrir un mayor número de multas que el resto e, incluso, de consumir todos sus puntos y, con ello, someterse a una retirada del carnet de conducir.
Desde luego, la psicología vial es una ciencia interesante y que promete contribuir a la mejora del tráfico, pudiendo prevenir accidentes en base al comportamiento que tenemos al volante.